top of page

PROTESTA CONTRA EL OLVIDO

  • David Stiven Palacio Palacio
  • 30 ago 2017
  • 6 Min. de lectura

Sobre el suelo del Centro Administrativo La Alpujarra en Medellín, se eleva un monumento que pretende abolir la maldición a la que esta condenado el hombre desde el mismo momento de su concepción, la muerte. No solo ella nos apresura a forjar un legado en nuestra corta existencia, también su aliado, el tiempo y con su atroz paso, el olvido. El monumento que imponente exige la mirada de los visitantes, se erigió en las manos del escultor antioqueño Salvador Arango. Los homenajeados, dos hombres cuyo ideal silenció el antónimo a su promulga de la no violencia y cuyas historias convergieron para dotar de sentido la imponente escultura de bronce y hierro que hoy, catorce años después de sus muertes, me lleva a evocar las últimas vivencias de Guillermo Gaviria Correa y Gilberto Echeverri para la construcción de esta crónica que es también una protesta contra el tiempo y el olvido.

Foto de David Palacio

Una marcha “Noviolenta

La violencia ha sido en Colombia un elemento determinante en su historia y dinámicas sociales, esa señora desalmada, oscura y de rasgos abrumadores ha estado siempre dispuesta al servicio de ideólogos y aristócratas auspiciadores de los peores recuerdos que pueda albergar la memoria de un país.Esa violencia, que no tiene problema en adaptarse a las ocasiones y las nuevas tendencias encontró resistencia en Caicedo, un municipio del suroeste Antioqueño, en el que hacia el año 2002,sus pobladores hicieron resistencia pacífica a los violentos con la única intención de continuar con el desarrollo de sus actividades agrícolas.


Por esos días, las noticias en la prensa colombiana eran sumamente devastadoras y preocupantes, un ataque con carro bomba, una toma guerrillera, cifras de policías muertos y de soldados heridos, y el presidente inauguraba un nuevo batallón, para ese momento, el Batallón de Alta Montaña en los Farallones de Cali, en resumen, todas las noticias que ocupaban las primeras páginas de los diarios se relacionaban con la violencia, incluso la del batallón, porque violencia es violencia sin importar su origen o procedencia.


El entonces gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria, exaltaba la importancia de la política de la Noviolencia que él definía así: “la política Noviolenta como alternativa significa: renunciar a la violencia como medio de hacer política, entendida como relación amigo-enemigo” (El Colombiano, 2003, pág. 2a), bajo esta idea, el gobernador junto a su asesor de paz y ex gobernador de Antioquia Gilberto Echeverri, unieron esfuerzos para llevar a cabo la marcha de la Noviolencia que iniciaría en Medellín y finalizaría en Caicedo, municipio ya nombrado por el ejemplo de resistencia pacífica de sus pobladores frente a los violentos.


El riesgo al que se exponía el gobernador y las personas que lo acompañaban en la marcha era inminente, pues el ambiente en la zona era hostil. Además, había solicitado el no acompañamiento de la Fuerza Pública con el objetivo de que los bandos del conflicto, vieran que el compromiso con la paz era serio y profundo.


El 17 de abril de 2002 partió la marcha de la Noviolencia encabezada por el gobernador Guillermo Gaviria y su asesor Gilberto Echeverri en compañía de unas 5.000 personas según lo cubrió el periódico El Colombiano en su momento. Partieron sobrevalorando la balanza de la vida, pensando tal vez en que la retribución a la Noviolencia era simplemente la paz, pero el destino no está dado para ningún hombre como lo dijo Sartre, no se nace “en sí” si no “para sí”, significa que estamos sujetos a las reacciones inmediatas propias y de los demás, lo que le aporta un panorama macabro a esta idea, pues no sabemos las actuaciones venideras de los otros y esta fue tal vez una de las reflexiones que el gobernador no tuvo en cuenta al momento de iniciar la marcha.


El secuestro


Algunos sitios surgen de la nada por ser escenarios de hechos de interés público, esto es lamentable, no conocemos esos lugares en las clases de geografía ni de historia, pero sí en las clases que impartenlos noticieros en el . El 21 de abril de 2002, el lugar del que conocieron los colombianos fue el Vaho, ubicado entre los municipios de Caicedo y Santa Fe de Antioquia. Allí, las cámaras de algunos medios enfocaban a unos hombres que se desvanecían en la lejanía separándose de la multitud, algunos de ellos portaban fusiles y camuflados, otros vestían camisetas blancas y el abismo que los separaba hasta ese momento se cerró por ese acontecimiento que llamamos secuestro.


Foto tomada de El Colombiano.

Al día siguiente los titulares de la retención del gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria y el asesor de paz Gilberto Echeverri por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) inundaron los medios. Una marcha pacífica había concluido con el secuestro de dos políticos colombianos de esos que no abundan, sensibles a las problemáticas sociales y a las condiciones de vida de las poblaciones. Se repetía la historia del secuestro, tan común en esos días y pasaría un año hasta conocer por medio de las mismas cámaras que cubrieron su secuestro, las imágenes del cambuche donde estuvieran retenidos.

Atroz final


Bajo la política de orden público de seguridad democrática del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez y con la coordinación del general retirado Mario Montoya, se llevó a cabo la ejecución de la Operación Monasterio que pretendía rescatar a los secuestrados entre los que se encontraban trece miembros de las Fuerzas Armadas, el gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria y su asesor de paz Gilberto Echeverri.


Foto tomada de El Colombiano

Durante la operación no se presentaron combates entre las Fuerzas Armadas y los guerrilleros, los únicos disparos que hicieron volar las aves de sus nidos el 5 de mayo de 2003 en inmediaciones entre los departamentos de Antioquia y Chocó se generaron para asesinar a ocho militares que estaban secuestrados, al gobernador y a su asesor de paz. Los responsables fueron integrantes del frente 34 de las FARC, bajo órdenes de uno de sus cabecillas, alias El Paisa, que al percatarse de la operación militar, ordenó la ejecución de los rehenes.


Así concluyeron las vidas de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri, entre la contienda de dos bandos a los que su mensaje de Noviolencia jamás llegó y que paradójicamente violaron el principio fundamental al que se referíaal hablar de la alternativa pacífica en la relación amigo-enemigocitada al principio de este texto.

El presente


Catorce años después de este atroz acontecimiento, de pie, frente al homenaje a Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri puedo hacer un repaso sobre lo acontecido desde sus muertes en relación con los hechos que los abordaron en ese momento de sus vidas, y que trazaron sus líneas finales. Entre estas reflexiones, tal vez la más importante sea la del actual proceso de paz con las FARC, idea que acompaña de la mano la Noviolencia. También veo cómo al expresidente Uribe le gustó esto de las operaciones de rescate y con la Operación Jaque en la que logró rescatar a 15 secuestrados entre los que estaban Ingrid Betancourt, trató de enmendar el fracaso irresponsable de la Operación Monasterio. Por otra parte, la seguridad democrática, que acudía a las bajas y la violencia para acabar con los guerrilleros, no fue suficiente para exterminarlos como se pretendía, en cambio el dialogo (aunque tarde) ha podido avanzar más en la solución de este conflicto de lo que lo hicieron las armas.


Alguna vez, sobre el suelo de la Alpujarra, se arrastraron las llantas de los soportes que llevaban sobre si los féretros de dos hombres que hoy puedo imaginar, brotan de mi imaginación tan fácil y frágilmente como es la vida ante la muerte. No hace mucho escudriñé en los archivos de prensa de la Universidad de Antioquia para comprender las vidas de estos hombres, explorar el pasado del país por medio de las noticias es sumamente entristecedor, atentados y muerte desangraban a Colombia que no encontraba al parecer otro camino que el de la violencia.


Encontré entre los registros, los sucesos de una historia que ya sabía cómo concluía y que lamentablemente las imágenes fueron retratando con la frialdad de la que son capaces, frialdad que termina por ser simplemente realidad.

La humanidad, incompetente ante la voracidad del tiempo, solo puede inmortalizarse por medio de las obras que deja, así, cuando uno lee un libro ve a un autor y su alma se plasma en él para ser evocado y regresado a la existencia almenos a través de la palabra. Sucede igual con los monumentos, sus significados están llenos de almas y vidas de hombres y mujeres que con sus obras marcaron fundamentalmente a las sociedades. El homenaje a Gilberto y Guillermo rasca el cielo en su altura, se levanta del concreto rumbo a la inmortalidad de sus obras y cuestiona a quienes no los conocieron, sobre sus vidas, entonces la curiosidad los llevará a la indagación y sabrán que sobre ese mismo lugar se desplazaron los cuerpos de los hombres homenajeados, sus pensamientos e incidencias sociales.


Paradójicamente, las vidas de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri que hasta sus últimos momentos patrocinaron la Noviolencia, fueron asesinados por los violentos. Ahora, me alejo de la Alpujarra, dejando atrás un monumento y una historia para albergar en la memoria, que espero, no puedan borrar el tiempo ni el olvido.


 
 
 

Comments


  • Facebook icono social
  • YouTube Social  Icon
  • Twitter Social Icon
  • Google+ Social Icon
  • SoundCloud Social Icon
Te puede interesar
Síguenos
Montaña y lago

Montaña y lago

Describe tu imagen

Cabañas de playa

Cabañas de playa

Describe tu imagen

Rueda de la fortuna

Rueda de la fortuna

Describe tu imagen

Palmeras

Palmeras

Describe tu imagen

Bicicletas urbanas

Bicicletas urbanas

Describe tu imagen

Montes con nubes

Montes con nubes

Describe tu imagen

Leña

Leña

Describe tu imagen

Muelle con niebla

Muelle con niebla

Describe tu imagen

Uniminuto-Seccional Bello | Km. 0 Autopista Medellín - Bogotá
(Cerca a la Estación Madera del Metro)
Carrera 45 N° 22D - 25

  • Grey Facebook Icon
  • Grey Instagram Icon
  • Grey Twitter Icon
  • Grey YouTube Icon
bottom of page